Manos que curan. Parte 24ª

Manos que curan. Parte 24ª

Manos que curan. Bárbara Ann Brennan parte 24ª

Este capítulo 24ª en audio

Capítulo 24

LA CURACIÓN DE LOS TRAUMAS TRANSTEMPORALES

En un determinado momento de su camino espiritual muchas personas empiezan a tener experiencias transtemporales, las cuales se refieren a vidas anteriores. En ocasiones, un individuo medita y «recuerda» que fue una persona distinta en otra época. Otras veces, al realizar un trabajo terapéutico profundo de re experimentación de traumas de su vida anterior, el sujeto puede encontrarse repentinamente reviviendo algún trauma que experimentó en «otra vida».

Probablemente no podamos definir por completo la experiencia transtemporal a causa de nuestro limitado sentido del tiempo y el espacio. Yo, personalmente, creo que el término vida anterior es una forma muy limitada de definir una experiencia semejante.  Como hemos visto en el capítulo 4, tanto los físicos como los místicos están de acuerdo en que el tiempo no es lineal ni espacial, sino tridimensional.  Muchos escritores se han referido a realidades multidimensionales y multitemporales que se interconectan. Einstein habla de un continuo espacio, tiempo donde existen en este momento todas las cosas pasadas y futuras, entretejidas de algún modo en la realidad multidimensional.  Itzhak  Bestov dice que el tiempo lineal sólo es una construcción de la realidad de la tercera dimensión (en la que estoy tratando de introducir este libro).

Ejercicio para experimentar el tiempo no lineal

En su libro Stalking the Wild Pendulum, Bentov ofrece un ejercicio para ilustrar esta cuestión. Siéntese tranquilamente a meditar con un reloj situado dentro de su campo de visión, de manera que le baste con entornar ligeramente los ojos para ver con claridad el segundero dando la vuelta cada minuto. Cuando su meditación le haya transportado a un estado elevado de conciencia, entreabra los ojos y mire el segundero. ¿Qué ha sucedido? Muchas personas han pasado por la experiencia de ver que dicha manecilla se paraba por completo o que perdía velocidad en gran medida. Naturalmente, después de ver esto es probable que su reacción emocional le arrastre de vuelta a su realidad normal y cómoda del tiempo lineal, y el segundero reanudará su velocidad habitual de avance. ¿Qué está pasando? Bentov dice que el tiempo es algo que se experimenta de forma subjetiva, no lineal, y que, por conveniencia, creamos una estructura de tiempo supuestamente lineal.

Tanto Edgar Cayce como Jane Roberts hablan de la realidad multidimensional en la que estamos viviendo en este momento todo nuestro pasado y nuestro futuro, cada uno de ellos en su propia dimensión, y afirman que cada personalidad, en cada dimensión, es una parte de una expresión de un alma o un ser mayores. Según Roberts, podemos penetrar en estas otras dimensiones o «vidas» para obtener el conocimiento y la comprensión necesarios para la transformación.  Al hacerlo así, esta dimensión o nuestras vidas actuales pueden transformar nuestras otras vidas o dimensiones. Dicho en términos más comunes, la forma en que vivimos ahora en lo que llamamos esta vida afecta a nuestras vidas tanto pasadas como futuras.

Estas cosas son difíciles de entender, pero nos servirán para ayudar a señalar y afrontar las limitaciones de nuestra forma de pensar sobre la naturaleza de la realidad.

En los niveles terapéutico y de curación, he comprobado que el trabajo en las vidas pasadas es muy eficaz cuando se realiza de manera que se mantenga el proceso ele transformación como objetivo principal. No es algo que deba utilizarse como un juego o para satisfacer el ego. A todos nos gustaría pensar que antes fuimos grandes reyes o líderes de algún tipo, mejor que campesinos, mendigos o asesinos. Pero eso no es lo importante. La utilidad de re experimentar vidas anteriores consiste, evidentemente, en liberar la personalidad de los problemas que nos impiden en la actualidad alcanzar nuestros potenciales más elevados y culminar nuestro trabajo vital (o la tarea de la vida). Los problemas derivados de las experiencias de una vida anterior guardan siempre relación con lo que la personalidad se esfuerza por obtener en la presente, cuando el recuerdo de lo que se ha vivido anteriormente se desentierra de forma natural, sin forzarlo.  Éste es un hecho de gran importancia que debe tener presente en todo momento el sanador o terapeuta, cuya misión consiste en garantizar que se establezca la conexión intervital. Entonces se podrá aplicar el recuerdo de la vida anterior a las circunstancias presentes para ayudar a curar los problemas dé esta vida.

Algunos terapeutas verán espontáneamente la vida anterior de un cliente cuando establezcan contacto corporal con éste; por ejemplo, en la terapia de tipo maternal, cuando el terapeuta sostiene al cliente como una madre lo haría con su hijo.  Integrando sensitivamente esta información en la sesión de curación, el terapeuta podrá entonces hacer uso de ella.

«Ver» y curar un trauma de una vida anterior

Las formas en que yo «veo» y curo un trauma de una vida anterior son tres, cada una de ellas relacionada con el nivel o los niveles del aura en los que se realiza la curación. Todos los niveles, desde el cetérico hacia abajo, se hallan afectados por los traumas de una vida anterior. En los primeros cuatro niveles aurales, el trauma de una vida anterior tiene el aspecto de un bloque energético normal en el campo. En los niveles del patrón etéreo y del cetérico aparece como un problema estructural y, además, la vida pasada se ve en el cetérico como si fuera un anillo o banda en el nivel del cascarón del campo.

Para «ver» una vida anterior necesito que, mientras estoy conversando con el cliente, éste me “proporcione» la escena de esa vida anterior relacionada con su situación actual de curación o enfermedad. «También puede mantener las manos colocadas sobre un bloque determinado y ver entonces la vida anterior. Para leer las vidas anteriores relacionadas con las bandas en el nivel del cascarón, me limito a colocar las manos en dicha banda y contemplar las imágenes de la vida anterior.

Describiré ahora con mayor detalle estos tres métodos de curación.

Curación de los bloques de una vida anterior en los cuatro niveles inferiores del aura

Un método muy eficaz para desterrar el trauma de una vida anterior que ha estado bloqueando la libertad de una persona en esta vida es el procedimiento para despejar los bloques de la vida anterior que me enseñó Petey Peterson, del Healing Light Center de Glendale, California. Este tipo de trabajo se dirige en primer lugar a los bloques de esta vida.  El sanador centra la energía en el interior del bloque.

Esto hace que la energía empiece a salir de dicho bloque y con ella, por lo general, se libera el trauma. Las primeras capas serán los bloques producidos en la vida presente; una vez que han sido despejados, se desvelan los traumas de las vidas anteriores y se puede trabajar con ellos de la misma manera. Para realizar este trabajo, el sanador debe tener experiencia en el manejo de los intensísimos sentimientos dolorosos, temerosos o furibundos del paciente.  Debe acompañar al cliente en todos los tipos de sentimientos que experimente y transmita. Si estos intensos sentimientos le afectan, el sanador no debe retirar su energía, sino seguir al lado del paciente, transmitiéndole con firmeza la energía que le servirá de apoyo a lo largo de toda la experiencia, de manera que pueda completarla y despejarla.

Para ello, se inicia la curación como de ordinario, con la alineación (capítulo 22) y el equilibrado de los tres sistemas energéticos, el del cliente, el del sanador y el de los guías del CEU.  A continuación, durante la quelación, el sanador cobra conciencia de los bloques del sistema. Mediante la intuición o la guía que reciba, el sanador se dirige al bloque en el que sea apropiado concentrarse en esa determinada sesión de curación.  Seguidamente coloca las manos sobre esa área del cuerpo haciéndole pasar energía. Es frecuente colocar la mano izquierda en la espalda y la derecha delante.

Una vez que esté fluyendo una buena cantidad de energía, el sanador pide al paciente que abra su memoria y retroceda al momento en que situó allí el bloque inicialmente.  El sanador sigue haciendo pasar energía al interior del bloque al tiempo que el paciente retrocede en el tiempo.  Mientras el paciente trata de recordar, lo usual es que el sanador obtenga imágenes del suceso en cuestión. También el cliente verá las imágenes, o entrará en un estado de sentimiento relacionado con la experiencia, o ambas cosas. Puede que entonces reviva el trauma tan vívidamente como si lo estuviera sufriendo de nuevo, o quizá contemple la experiencia como mero observador.  Por su parte, el sanador puede decir al paciente lo que está viendo, o puede no hacerlo, según sea o no aconsejable.  No siempre lo es, en especial si el paciente no lo ve. El sanador debe respetar en todo momento el sistema energético de su paciente; es dicho sistema el que determina qué cantidad de información puede soportar el cliente en relación con cualquier trauma determinado. Sin embargo, si el paciente revive el trauma, siempre es conveniente que el sanador compruebe la información usando para ello su don de «ver».

En estas experiencias reviste gran importancia el momento en que se produzca el descubrimiento. Si la información sobre la vida anterior se desvela en el momento preciso, ello ayudará a que la persona se comprenda a sí misma y aprenda a amarse mejor. Si el momento no es el apropiado, es posible que aumente la negatividad de la persona, sea hacia sí misma o hacia los demás. Por ejemplo, si cometió algún acto muy violento contra otra persona en una vida anterior, puede que no sea capaz de soportar su conocimiento en esta vida sin volcar sobre sí misma un fuerte sentimiento de culpabilidad. Si conoce a la víctima en su vida presente, su situación vital actual puede empeorar al sentirse culpable.  En la situación inversa, cuando en una vida anterior el paciente es la víctima de alguien a quien conoce en la presente, puede descubrirse a sí mismo aumentando y justificando la animadversión que sentía antes contra esa persona.

Después de que se haya experimentado el trauma en el nivel que resulte apropiado, el sanador pregunta al paciente si está preparado para abandonarlo y dejar que se marche.  Si la respuesta es afirmativa, el sanador lo retira del campo vaciándolo.  Es fácil retirar el trauma, toda vez que el proceso de experimentación lo ha soltado del campo. Tanto el sanador como el paciente llenan de amor incondicional, que es una luz de color rosado, el área despejada y abierta donde estuvo el trauma, trabajando a través del chakra cardiaco, como se ha indicado en el capítulo 23.

Puede que el paciente responda «no» a la pregunta sobre si quiere dejar que se vaya el trauma. Esto significa que hay que seguir experimentando, que el paciente no ha concluido su experiencia o que el sanador comprende que es necesario hacer un trabajo más intenso. Entonces el sanador reemprende el proceso de traspasar energía y ayudar al paciente a experimentar más ampliamente el trauma.  El sanador aumenta tanto la intensidad como la frecuencia de la energía que hace pasar al bloque, y repite la experiencia hasta que se despeja el área y el paciente está preparado para dejar que se marche el trauma y permitir que se llene el área con el color rosado del amor incondicional.

Si no se ha despejado el área, ello indica, por lo general, que otro trauma se encuentra asentado debajo del primero que se vivió. He llegado a ver hasta cinco traumas de distintas vidas anteriores dispuestos en capas superpuestas en la misma zona del cuerpo. Estas cinco capas se mantuvieron después de que el cliente hubo despejado las capas de trauma de su vida presente.  Dicho de otro modo, los traumas que experimenta una persona se sitúan en el campo por encima de los anteriores, probablemente en orden cronológico. Cuando se despeja uno, se deja al descubierto el siguiente trauma que hay que tratar y despejar.

Muchas veces, cuando un paciente revive una vida anterior, se produce un fuerte efecto de campo al que la reverenda Rosalyn Bruyere ha denominado campo de desviación de corriente continua (CC). En esta desviación, según la reverenda Bruyere, todo el campo aural se expande hasta alcanzar un tamaño mucho más grande del normal, pero sigue manteniendo una alta velocidad vibratoria. Durante unas 48 horas se mantiene en el campo casi el doble de energía, y el paciente se hace entonces muy vulnerable e impresionable. Gran parte de su memoria inconsciente se abre durante este tiempo, de ahí que los recuerdos fluyan continuamente a la conciencia del individuo. A fin de permitir que la curación se prolongue y complete, es muy importante que se mantenga en un ambiente silencioso, seguro y nutriente. Las experiencias desagradables procedentes de fuentes externas que pueda tener en este período afectarán profundamente al individuo, por lo que deben evitarse. Es el momento en el que el campo debe restablecer pautas saludables de flujo que, si se dejan estabilizar a lo largo de 48 horas, pasarán a formar parte del flujo normal del sistema, haciendo que la curación sea permanente. Es importante que el sanador explique al paciente lo que está sucediendo y que subraye la importancia del período de curación, alentándole a cuidar de sí mismo durante este tiempo. Hay que respetar la energía en este período, que es similar al de un shock normal.

A medida que el paciente retrocede en el tiempo para despejar un trauma tras otro, empezando por lo general desde su vida actual para retroceder a las anteriores, el área bloqueada se va aclarando. Cada capa se llena con la luz rosada del amor incondicional, antes de pasar a la capa siguiente que haya que despejar. Por tanto, se puede comprender que cualquier proceso natural de purificación que despeje los bloques corporales (y la mayoría de los caminos espirituales lo hacen) conducirá indefectiblemente a despejar la vida anterior. Es muy importante que el trabajo de despejar la vida anterior se realice en el punto apropiado del camino de una persona. Ese punto preciso se alcanza cuando se ha despejado ya una buena cantidad de su vida presente, cuando una gran parte de la vida personal está ordenada y el sujeto se siente menos tentado a utilizar las experiencias de su vida anterior para eludir problemas que tiene que tratar en ésta, aquí y ahora.

En el momento apropiado, el hecho de despejar la vida anterior puede liberar determinados puntos de la vida de una persona que no parecen cambiar ni siquiera cuando se ha realizado un intenso trabajo espiritual para despejarlos. Entonces puede suceder que la tarea de despejar la vida anterior produzca cambios dramáticos en la vida presente.

Por ejemplo, una cliente que tenía una experiencia matrimonial muy destructiva, en la que su marido la lastimaba físicamente, fue incapaz de abandonar a éste hasta que revivió unas quince vidas anteriores en las que los hombres habían abusado de ella de una u otra forma. Vio la continuación de su pauta de dependencia, por   la   cual    pensaba   que los hombres tienen todo el poder (y también toda la responsabilidad). Vio que su convencimiento partía de situaciones que demostraban que, a nivel físico, los hombres tenían mucha más fuerza que ella. Cuando contempló su pauta y supo que tenía que encarar su dependencia, mantenerse firme y afrontar el miedo de encontrarse sola, estuvo lista para abandonar su matrimonio y reconstruir su vi da. El cambio en su vida fue radical durante el año que siguió a su ruptura, y ahora se siente libre, feliz y saludable. Está abandonando el miedo a la soledad y, por ello, recuperando su independencia y aceptando la responsabilidad de su propia vida.

Curación de traumas de vidas anteriores en los niveles de los patrones etéreo y cetérico del aura

Para curar un problema estructural en el aura que ha sido ocasionado en una vida anterior, debe seguirse el mismo procedimiento empleado para curar cualquier otro problema estructural en el nivel del patrón, tal como se ha descrito en el capítulo 22. La diferencia importante en este caso es que tan pronto como el sanador sepa que el trauma procede de una vida anterior, debe ayudar al cliente a conectar las cuestiones de su vida presente con la experiencia de las anteriores. Los problemas estructurales en este nivel del aura de las vi das anteriores suelen desembocar en problemas congénitos del cuerpo físico. Es importante tratarlos, toda vez que se encuentran intensa y profundamente retenidos dentro de la sustancia anímica del individuo. Es evidente que parte de la tarea principal del individuo en lo que respecta a los problemas relacionados con el nacimiento consiste en tratarlos tanto a nivel físico como psicodinámico. Trabajo que conducirá más adelante al aspecto espiritual que, en primer lugar, ha encarnado el alma para resolverlos. Conviene que el sanador tenga presente el alcance del trabajo que está realizando. Lo que se persigue no es sólo curar el cuerpo físico, aunque sea esto, ante todo, lo que normalmente hace que el cliente visite al sanador. Lo importante es curar el alma. A nivel del patrón consiste en enderezar el campo aural y realinearlo con su flujo natural: el flujo universal de toda vida.

En el caso que describo a continuación, referido a un joven llamado John, vi primero los problemas estructurales en el aura. «Vi», además, la imagen de una escena de su vida anterior relacionada con la herida aural. Las figuras 24-1 a 24-5 representan el trabajo de curación que realicé.

El joven no me dio a conocer anticipadamente la naturaleza del problema.  La figura 24-1 muestra el aspecto de su campo en el nivel del patrón cetérico cuando llegó a mi consulta. Compare el lector dicha figura con la 7-13, ofrecida en el capítulo 7, en la que se ve cómo aparece el campo normal en el nivel del patrón cetérico: en lugar de las hermosas fibras doradas que forman los pétalos giratorios de los chakras en su plexo solar, John presentaba una formación más semejante a una mancha solar, una extensa masa de energía roja, amarilla y negra enmarañada de la que surgían pequeños remolinos, de aspecto principalmente grisáceo. La mayoría de los restantes chakras estaban intactos (no se muestran aquí). La principal corriente de fuerza dorada vertical que recorre la espina dorsal arriba y abajo mostraba una amplia desviación a la derecha, hacia el área de la mancha solar, y aparecía muy oscura en esa zona. También en la parte posterior del aura se formaban pequeños remolinos grises secundarios.  Mientras John me contaba su vida, le vi repentinamente en una existencia anterior, en algún momento de la era de Genghis Khan, más o menos. La escena representaba una batalla en la que él mataba despiadadamente a un soldado del «ejército enemigo». Su arma era una barra con una cadena en cuyo extremo había una bola metálica llena de púas que clavaba en la cabeza de su enemigo. Simultáneamente, éste hundía su lanza en el plexo solar de John.  Ambos resultaron muertos.  Esta experiencia le aportó el convencimiento de que cualquier expresión poderosa de la energía de fuerza vital conduce a herir y matar.

En su vida presente, John trataba de contener cualquier expresión integrada y fuerte que procediera de su interior. En lugar de eso, expresaba su fuerza en partes separadas. Su profesión, director de escena, era la herramienta de la que se valía para integrar las partes de sí mismo. Al expresar diversos aspectos de su poderosa fuerza vital en los distintos personajes de las obras que dirigía, podía experimentar los resultados causados por una expresión determinada. Por tanto, sus obras le aportaban numerosas experiencias similares a pequeñas vidas que le ayudaban en el aprendizaje de la expresión de su fuerza.

Cuando llegó a mi consulta, yo no sabía que John padecía escoliosis hasta que se dio la vuelta y pude verlo a simple vista. La deformación era de nacimiento y no le habían operado para enderezarle la espina dorsal. Por tanto, llegué a la conclusión de que se trataba de una enfermedad congénita directamente derivada de aquella vida anterior.

En la secuencia de curación que siguió a la quelación utilicé un cristal para extraer la energía estancada de la herida situada cerca del plexo solar (figura 24-2), concretamente en los cuerpos aurales dos y cuatro. El cristal es idóneo para este fin y acelera el proceso de limpieza. Además, protege al sanador contra la absorción de la energía estancada.

La figura 24-3 muestra lo que se podía ver una vez que se hubo aclarado gran cantidad de la energía estancada en los niveles aurales segundo y cuarto. La asta de la lanza, curvada en espiral, estaba totalmente hundida dentro del campo aural. Lo primero que tenía que hacer para retirarla era enderezarla, tirar de la lanza para extraerla, limpiar más la herida y revitalizar el área.

En las sesiones de curación que siguieron, trabajé junto con los guías en la reestructuración del aura en el nivel del patrón cetérico (o séptimo nivel aural).  Empecé por reestructurar el patrón de los órganos de dicha área para pasar luego al chakra.  La figura 24-4 muestra lo que veía mientras reestructuraba este último: diminutas líneas de luz blanca dorada surgían de las puntas de mis dedos, que movía rápidamente para tejer la trama dorada de torbellinos que constituye la estructura de dicho chakra.  El nivel etéreo azul (primera capa aura]) se llena entonces y descansa en el nivel dorado, como las células del cuerpo reposan sobre el nivel etéreo azul (inferior). Después de la reestructuración, el chakra se asemeja a la figura 24-5, un bello loto formado por torbellinos dorados que giran a gran velocidad.

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Figura 24-3: Al despejarse el aura se revela la lanza de una vida anterior

Concluida la reestructuración del chakra, los guías y yo hicimos lo propio con la corriente de fuerza principal, que estaba oscurecida y desalineada, y reconectamos el chakra a ella. Así, cuando hubimos terminado la serie de sesiones de curación, mi cliente tenía de nuevo el aspecto de la figura 7-13, con un grupo completo de chakras y con la corriente de fuerza principal funcionando.

Durante las cinco sesiones, más o menos, que costó realizar este trabajo, el cliente fue sintiendo progresivamente una mayor libertad de movimientos en esa área de su cuerpo.  Sentía menos tensión en los músculos de la espalda que empleaba para compensar su campo desequilibrado. Dijo que sentía, además, más libertad en su vida personal.

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Figura 24-4: Hilos dorados de la curación a nivel del patrón cetérico

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Figura 24-5: Nivel cetérico del tercer chakra curado

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Le vi un mes más tarde, para comprobar que todo se mantenía adecuadamente, y entonces le envié a una persona que trabaja principalmente en el nivel del cuerpo para que le hiciera una nueva reestructuración física aprovechando que había concluido la reestructuración energética. Es cuestionable hasta qué extremo se ende- rezó su espina dorsal. Para ello se precisaría una curación amplia y muy profunda. (Véase la sección referida a la luz azul purpúrea en el capítulo 23.)

Curación de las bandas de vidas anteriores en la capa del patrón cetérico

Como se ha dicho más arriba, otra forma de leer las vi das anteriores consiste, simplemente, en   colocar las manos en las bandas de color que aparecen en el nivel cetérico o de cascarón del aura. Al hacerlo, sintonizando con la energía que allí se encuentra, se pueden ver las vidas anteriores fluyendo ante nuestros ojos.

La banda de vida anterior que influye sobre lo que sucede en este preciso momento de la vida presente de la persona se encuentra alrededor del área de su cara y cuello, y en el aura con una separación de unos 75 a 90 centímetros. Al colocar las manos sobre la cara siguiendo la banda hacia la derecha con la mano derecha, y en sentido contrario con la izquierda, se puede ver el transcurso de la vida anterior en tiempo lineal. Tiene gran importancia lo que se haga con esta información.  Una vez más, no es aconsejable exponer al paciente a algo para lo que no está preparado.  Si éste ha realizado sobre sí mismo un amplio trabajo de purificación, no habrá inconveniente en hacerle saber lo que hay.  Puede que sea algo muy relacionado con su vida presente.  Por mi parte, no doy nunca esta información a menos que esté muy familiarizada con el proceso del paciente y sepa que está listo para recibirla.

Apenas me he esforzado en cambiar estas bandas de vidas anteriores, y creo que se debe hacer muy poco con ellas. En ocasiones, paso las manos por ellas para aclararlas o «iluminarlas» cuando parecen estar sobrecargadas. A veces he visto la energía de dicha banda acumulada en un punto, en cuyo caso lo que hago es extenderla por toda la banda.  La persona suele sentirse aliviada y menos cargada cuando lo hago.

Tengo la impresión de que estas bandas están relacionadas con la tarea que haya emprendido esa persona en su vida presente, la tarea que necesita realizar para crecer.  Muchas veces siento, cuando llego a estas áreas, que estoy invadiendo un espacio personal muy privado, y me apresuro a retirarme. Es muy importante que el sanador respete la fuerza del trabajo que el cliente está realizando en estos niveles elevados del campo, y que haga sólo lo que ambos estén listos para realizar.  Ésta es, en realidad, la regla de oro para trabajar en todos los niveles del aura: respetar el trabajo y la humildad de la propia posición en el gran esquema del universo, al tiempo que se centra uno siempre en el amor incondicional, el mayor sanador de todos.

Revisión del capítulo 24

  1. ¿Cómo se relacionan a veces los bloques con las experiencias de una vida anterior contempladas a nivel psicológico?
  2. Describa la relación entre los bloques de CEH de la vida presente y los de otras vidas anteriores.
  3. ¿Cómo se puede realizar la terapia de una vida anterior recurriendo a la imposición de manos?
  4. ¿Qué es muy importante hacer en la curación una vez que se ha retirado del CEH el trauma de la vida anterior?
  5. ¿Cuándo es, apropiada la curación de la vida anterior? ¿Cuándo no lo es? ¿Es necesaria?
  6. ¿Cómo están dispuestos los bloques de las vidas anteriores en el campo aural?
  7. ¿Qué es una desviación de corriente continua (CC)?  Describa qué relación tiene con la experiencia de la vida anterior.

Alimento para la mente

  • Si el tiempo no es lineal, ¿qué es una vida anterior?