Manos que curan. Parte 14ª

Manos que curan. Parte 14ª

Manos que curan. Bárbara Ann Brennan parte 14ª

Este capítulo 14ª en audio

CUARTA PARTE

LAS HERRAMIENTAS PERCEPTIVAS DEL SANADOR

«Cuando el Señor te haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, no se esconderá ya tu maestro; pues tus ojos lo verán y tus oídos escucharán una palabra detrás de ti que dice: este es el camino, síguelo, tanto si vas a la derecha como si vas a la izquierda». Isaías 30:20-21

Introducción

LA CAUSA DE LA ENFERMEDAD

La enfermedad es, desde la perspectiva de un sanador, un desequilibrio.  Y éste es el resultado de olvidarse de quién es uno. Este olvido crea pensamientos y acciones que conducen a una forma de vida insana y, en su momento, a la enfermedad. En sí misma, la enfermedad es la señal de que uno está desequilibrado por haberse olvidado de quién es. Se trata de un mensaje directo que no sólo nos dice la forma en que estamos desequilibrados, sino que nos muestra, además, los pasos que debemos dar para volver al yo real y a la salud.  Esta información es muy específica si se sabe cómo acceder a ella con seguridad.

Por tanto, se puede entender la enfermedad como una lección que uno se da a sí mismo para ayudarse a recordar quién es. El lector pensará inmediatamente en todo tipo de excepciones a esta afirmación. Pero, en su mayoría, tales excepciones le limitarán a una percepción de la realidad que únicamente incluye este tiempo vivido particular y sólo la vida del cuerpo físico. Por contra, la finalidad que persigo es más trascendental. Las afirmaciones que anteceden sólo podrán ser entendidas por el lector de forma plena y saludable si se acepta ya a sí mismo con existente más allá de las dimensiones físicas del tiempo y el espacio. Sólo se pueden sentir esas afirmaciones como amor si le incluyen a usted como una parte del todo y, por ende, como el todo. Se basan en la idea de que individualización y plenitud son la misma cosa. Es decir, el todo está formado a priori por partes individuales y éstas, por tanto, no son sólo parte de aquél, sino que, como un holograma, son realmente el todo.

Durante mi propio proceso de crecimiento personal, que se produjo a lo largo de los años mientras hacía mis observaciones del campo energético como consultora, tuvieron lugar dos cambios que alteraron drásticamente mi forma de trabajar con la gente. El primero consistió en que durante las sesiones empecé a recibir consejos de mis maestros espirituales sobre lo que debía hacer en ellas, lo que me llevó a buscar y a pedir tipos específicos de información relativos a los distintos niveles del aura.  El segundo cambio consistió en el desarrollo de lo que yo denomino «visión interna»; es decir, que era capaz de ver en el interior del cuerpo, como si fuera un aparato de rayos X. Mi trabajo fue cambiando lentamente de ser consultora a convertirme en sanadora espiritual.

La curación se convirtió, primero, en una ampliación de la terapia, para pasar luego a ser el núcleo central de toda terapia, pues alcanza a todas las dimensiones del alma y del cuerpo mucho más allá de lo que podía llegar la terapia. Mi trabajo se hizo evidente: estaba curando el alma o convirtiéndome en un canal para ayudar a que el alma recordara, en los momentos en que se olvida y se aparta del camino en la enfermedad o el malestar, quién es y adónde se dirige. Este trabajo me ha resultado muy gratificante, llenándome de éxtasis al experimentar las elevadas energías y los seres angélicos que acuden a la curación. Al mismo tiempo, es un desafío personal enfrentarse al dolor de una terrible enfermedad física, que el sanador debe experimentar hasta cierto punto para curar. Tuve que permitirme ver la tremenda energía y los desequilibrios espirituales con que viven muchas personas. La humanidad lleva consigo un terrible dolor, sufre de soledad y siente un profundo deseo de libertad. El trabajo del sanador es un trabajo de amor. Llega al interior de esas dolorosas áreas del alma y reaviva suavemente la esperanza. Hace que despierte de nuevo la antigua memoria de quién es el alma. Toca la chispa de Dios en cada célula del cuerpo y le recuerda con cariño que ya es Dios y, al serlo, fluye inexorablemente con la Voluntad Universal hacia la salud y la plenitud.

En los capítulos que siguen expondré el proceso patológico y el de curación, contemplados desde el punto de vista de los maestros espirituales. Compartiré con el lector algunas de mis experiencias como guía espiritual en el ámbito profesional, y comentaré en detalle la elevada percepción sensorial, cómo actúa y cómo la puede aprender el lector. También presentaré la visión de la realidad de Heyoan. Es importante que se entienda todo esto para aprender las técnicas de curación presentadas en la Quinta parte.

Capítulo 14

LA SEPARACIÓN DE LA REALIDAD

Como se vio en el capítulo 4, la idea aportada por la mecánica newtoniana de que el universo está compuesto de bloques materiales separados se quedó anticuada a principios del siglo xx.  Nuestros científicos han   presentado abundantes evidencias que demuestran que todos estamos interconectados de forma permanente; no somos seres separados, sino individualizados. Sólo nuestras   viejas costumbres newtonianas de pensar nos conducen a estos conceptos de separación del todo.  Sencillamente, no son verdaderos. Permítame el lector que le muestre un ejemplo de lo que puede lograrse interpretando la autorresponsabilidad desde el punto de vista de la separación.

Suponga que un niño pequeño enferma de SIDA a causa de una transfusión de sangre. Si se interpreta este caso desde el punto de vista de la separación podríamos considerarlo como una pobre víctima. Examinado desde la versión popularizada de la autorresponsabilidad, la reacción podría expresarse así:

«Bien, él lo ha originado, por tanto, es culpa suya».  Sin embargo, desde la perspectiva del holismo diríamos: «¡Qué dura lección han elegido esa valiente alma y su familia para aprender de su mayor realidad! ¿Qué puedo hacer para ayudarles en todo lo posible?  ¿Cómo puedo amarles mejor?  ¿Cómo puedo ayudarles a recordar quiénes son?». Cualquiera que considere la vida de esta manera no encontrará contradicciones entre la responsabilidad y el amor, pero sí una gran diferencia entre la responsabilidad y la culpa.

El punto de vista de la individualización y el holismo promete respeto y aceptación de cualquier cosa que experimenten otros seres humanos. Por contra, frases como «¡Tú creaste tu cáncer; yo no hubiera hecho algo así!» se dicen desde la perspectiva de la separación, no de la individualización.  La separación promueve miedo y victimismo; un miedo y un victimismo que sólo cuentan con el apoyo de la ilusión de ausencia de poder. La responsabilidad y la aceptación promueven poder desde dentro para crear la propia realidad. Así, si el lector tuviera algo que ver inconscientemente en hacer que las cosas sean como son, tendría muchísimo que ver con la creación de las cosas de la forma que desea que sean. Veamos con mayor claridad el proceso del olvido.

Cuando somos niños, los que nos rodean sólo verifican una pequeña parte de nuestra experiencia interna. Esto crea una lucha interior entre la propia conservación y la confirmación procedente de los demás. Durante la infancia necesitábamos muchísima confirmación: estábamos en una fase de aprendizaje y éste se basaba en la confirmación que nos llegaba del mundo exterior. En consecuencia, o creábamos mundos secretos de fantasía o rechazábamos gran parte de la realidad interna no confirmada y encontrábamos la forma de almacenarla para poderla verificar más tarde.  Otra forma de explicar el proceso es que bloqueábamos y manteníamos al margen nuestras experiencias, fueran éstas imágenes, pensamientos o sentimientos.  El bloqueo nos separaba de forma efectiva, como un muro, de aquella parte de la experiencia, al menos temporalmente. Nos tapiábamos para separarnos de nosotros mismos. Lo cual constituye otro modo de decir que olvidamos quiénes somos.  En los capítulos 9 y 10 nos ocupamos ampliamente de los bloques del campo aural. El efecto de estos bloques, cuando se contemplan desde el punto de vista aural, es alterar el saludable flujo de energía que corre por el campo aural, lo que desemboca en la enfermedad. Se convierte en lo que a veces se denomina alma- sustancia estancada. Son las «manchas» de energía-conciencia que se separan del resto de nosotros Examinemos el proceso empleando la idea de la Gestalt sobre la pared.

Cuando el lector experimenta alguna incomodidad, lo que está experimentando es, en cierto modo, la pared que levantó entre su yo integrado mayor y una parte de sí mismo. Esa pared sirve para contener una parte de usted en la que no desea integrar su experiencia en tal momento. Con el tiempo, la pared se convierte en muro y usted olvida que lo que se ha tapiado es una parte de sí mismo; es decir, ha creado más olvidos. Empieza a dar la sensación de que lo que ha quedado emparedado es algo procedente del exterior; parece que el muro impide que salga alguna fuerza externa pavorosa. Estas paredes internas se crean a lo largo de eones de experiencias del alma. Cuanto más tiempo permanezcan, más parecen guardar algo que no sea el yo separado del yo.  Cuanto más tiempo se mantengan, mayor sensación dará de que crean seguridad, pero solidificarán en mayor medida la experiencia de la separación.

Ejercicios para que el lector explore su pared interna

Para explorar sus paredes, el lector puede recurrir al siguiente ejercicio. Traiga a su memoria alguna situación particularmente desagradable, sea alguna con la que esté debatiéndose en la actualidad o alguna del pasado que quedó sin resolver. Empiece por experimentar cómo le parecía esa situación, retrátela en su mente, escuche las palabras o los sonidos relacionados con dicha experiencia. Busque dentro de ésta el miedo que contiene. El miedo es la sensación de estar separado. A medida que sea capaz de retrotraerse a ese estado atemorizado, empiece a percibir también un muro de miedo. Tóquelo, gústelo, véalo, huélalo. Detecte su textura y su color. ¿Es claro u oscuro, afilado o duro?

¿De qué está hecho? Conviértase en el muro. ¿Qué piensa, dice, ve y siente? ¿Qué piensa esta parte de su conciencia acerca de la realidad?

Heyoan ha dado la siguiente explicación sobre la pared: «Volvamos a la idea de la pared que tú mismo has creado para mantener lo que considerabas, en el momento de crearla, un equilibrio interior, pero que realmente mantiene un desequilibrio externo, como un dique o una presa en los que un nivel de agua está más alto que el otro. Por tanto, puedes verte a ti mismo detrás de este muro y dentro de una gran inundación, una gran presión de poder de algún tipo en el exterior. Tu muro aporta entonces lo que piensas que le falta en el nivel interno. Dicho de otro modo, hay un gran poder que avanza hacia ti y piensas que tu poder es menor que el suyo. Entonces construyes un muro para protegerte, como si te encontraras en un castillo medieval que está sufriendo un ataque. Tú, que estás dentro del muro, debes explorar en primer lugar la esencia de éste, porque es creación tuya. Ha sido creado de tu propia esencia y está lleno de afirmaciones; afirmaciones de lo que debes hacer para mantenerte seguro. Lo maravilloso de todo esto es que esa pared ha sido creada con tu esencia y contiene poder en su interior que puedes transformar y redistribuir para que sirva de base de sustentación para el poder del yo interno. O bien puedes considerar que es la escalera que conduce al interior del yo interno, donde ya existe ese poder. Es otra forma de decirlo, dependiendo de qué metáfora te vaya mejor. Por tanto, permaneces sentado detrás de tu muro de seguridad y, al mismo tiempo, te sientas encima, porque tú eres ese muro. Es, por tanto, el puente de la conciencia entre lo que dices tú en cuanto muro y lo que dices en cuanto persona interior que está siendo protegida».

Ejercicios para que el lector derribe su muro interno

Mantenga una charla entre usted como muro y usted como persona interna. Cuando lo haya hecho plenamente, le sugerimos que tenga la misma conversación entre usted y lo que hay detrás del muro, e incluso entre el muro y lo que haya detrás, y que prosiga con es tas conversaciones hasta que se conviertan en un fluido que atraviese dicho muro.

«Ahora puedes ver este muro simbólicamente en la es cena psicodinámica. También puedes verlo como representativa de ese muro que se alza entre quién eres y quién crees ser, porque tú eres asimismo el poder del otro lado del muro, cualquiera que sea su forma. Tienes poder dentro de él, no poder sobre él. El muro representa la creencia en el poder que se ejerce sobre algo, el poder de la separación; he aquí una de las principales enfermedades del plano terrestre en esta época, la enfermedad del poder sobre algo. Así, si puedes encontrar esta metáfora dentro y fuera de ti, no sólo en el nivel psicodinámico, sino también en los niveles espiritual y del mundo, puedes usarla como herramienta para la autoexploración y la propia curación. Puedes utilizarla como elemento que te ayude a recordar quién eres.»

Echemos un vistazo al muro desde el punto de vista aural. Corno se ha dicho más arriba, se puede considerar que el muro es una especie de bloque de energía en el aura. En el proceso de penetrar en el muro, experimentarlo y estimularlo, el le toro también está iluminando el bloque. El bloque que se observa en el campo aural empieza a moverse y se para, interrumpiendo el flujo natural de energía. Estos bloques existen en todos los niveles del aura. Se afectan mutuamente de una capa a otra. Observemos a continuación cómo un bloque de una capa del aura (que, naturalmente, se expresaría en la realidad de dicha capa, es decir, como pensamiento, creencia o sentimiento) puede llegar a causar enfermedad en el cuerpo físico.

Revisión del capítulo 14

  1. ¿Cuál es la causa de la enfermedad?

Alimento para la mente

  • ¿Cuál es la naturaleza de su muro interior?
  • Mantenga una conversación con su muro. ¿Qué dice su muro? ¿Qué dice la parte de usted que se sitúa detrás del muro? ¿Qué dice la parte de usted que se sitúa fuera del muro? ¿De qué tipo de elementos negativos cree que le protege el muro? ¿Qué naturaleza tiene el poder que ha encerrado usted dentro de los límites de su muro? ¿Cuál piensa que es la forma en la que usted pue de liberarlo?
Manos que curan 07-01

Figura 7-1: El aura normal

Manos que curan 07-07

Figura 7-7: El cuerpo etéreo         

Manos que curan 07-08

Figura 7-8: El cuerpo emocional

Manos que curan 07-09

Figura 7-9: El cuerpo mental                    

Manos que curan 07-10

Figura 7-10: El cuerpo astral

Manos que curan 07-11

Figura 7-11: El nivel del patrón etéreo

Manos que curan 07-12

Figura 7-12: El cuerpo celestial

Manos que curan 07-13

Figura 7-13: El nivel del patrón cetérico

Figura 11-1: Auras en movimiento

Manos que curan 11-02

Figura 11-2: Auras contempladas en sesiones terapéuticas

Manos que curan 11-05

Figura 11-5: Mujer defendiéndose mediante la creación de una nube rosada de energía

Mujer trabajando en una sesión energética de núcleo

Manos que curan 18-03

Figura 18-3: Vista interna (Vistas de diagnóstico)

Exploración interna

Manos que curan 22-04

Figura 22-4: Aura de una paciente antes de la curación; en el recuadro, chakra desfigurado del plexo solar

Manos que curan 22-06

Figura 22-6: Acción de equilibrar los campos aurales del paciente, el sanador y el campo energético universal

Manos que curan 22-20

Figura 22-20: Aura de la paciente después de la curación

Manos que curan 22-21

Figura 22-21: Disposición de una coraza del octavo nivel; se ve el escudo azul introducido en el cuello del paciente, el paciente fuera del cuerpo a la derecha y su madre difunta a la izquierda

Manos que curan 24-01

Figura 24-1: Traumatismo de la vida anterior en el aura; aparece una herida de color rojo oscuro, a la izquierda, y la corriente de poder vertical desviada, a la derecha.

Manos que curan 24-02

Figura 24-2: Retirada del moco aural con un cristal.

El cristal agarra el moco y lo extrae

Manos que curan 24-06

Figura 24-6: Manos que curan