Manos que curan. Parte 20ª

Manos que curan. Parte 20ª

Manos que curan. Bárbara Ann Brennan parte 20ª

Este capítulo 20ª en audio

Capítulo 20

METÁFORA DE HEYOAN SOBRE LA REALIDAD

El cono de percepción

En el último capítulo hemos descrito la apertura de la percepción del lector a niveles más altos de realidad mediante el aumento de la velocidad de vibración de su campo aural. Esta idea se basa en el concepto de un universo multidimensional compuesto por niveles de velocidades vibratorias existentes en el mismo espacio. Cuanto más avanzado o refinado sea el nivel de realidad, más elevada será la velocidad vibratoria. Me gustaría comentar ahora este universo multidireccional en términos de niveles de percepción.

Heyoan dice que cada persona tiene un cono de percepción a través del cual percibe la realidad. Podemos recurrir a la metáfora de la frecuencia para explicar este concepto, que equivale a decir que cada uno de nosotros es capaz de percibir dentro de determinada gama de frecuencias.

Como seres humanos tenemos tendencia a definir la realidad según lo que podemos percibir. Esta percepción no sólo incluye la normal actividad sensorial del ser humano, sino también las ampliaciones de dichas percepciones a través de los instrumentos que hemos construido, como el microscopio y el telescopio. Aceptamos como real todo lo que entra en nuestro cono perceptivo, y como irreal todo lo que está fuera de dicho cono. Si no podemos percibirlo es que no existe.

Cada vez que construimos un nuevo instrumento aumentamos nuestro cono de percepción, percibimos más cosas que, por tanto, se convierten en reales. Lo mismo sucede con la elevada percepción sensorial, pero los instrumentos en este caso son nuestro propio cuerpo y nuestro sistema energético. Como a través de la elevada percepción sensorial percibimos más cosas, son más las que se convierten en reales para nosotros.

He intentado dibujar un gráfico utilizando la familiar curva en campana para ayudar a describir este fenómeno (figura 20-1A). El eje vertical muestra la claridad de percepción, y el horizontal presenta la gama de frecuencia de la misma. La curva acampanada que aparece en el centro del gráfico se puede utilizar para representar la gama normal de percepción de un ser humano, un grupo de seres humanos o, llegado el caso, la humanidad entera. La mayoría de nosotros tenemos percepciones claras, como lo expresan las líneas de puntos. Fuera de éstas, nuestra claridad es tan baja que tendemos a no hacer caso de lo que percibimos. Sin embargo, si aceptamos todo lo que nos llega, entonces el espacio situado debajo de la curva acampanada define también lo que denominamos universo real. La línea discontinua muestra el aumento de la percepción que nos dan los instrumentos. Nosotros, o por lo menos la mayoría, lo aceptamos también como realidad.

Veamos todo ello desde el punto de vista del Brahman y el Maya de la tradición budista. El Maya es el mundo manifiesto, que, según el budismo, es ilusión. El Brahman es la realidad básica que se sitúa por debajo del Maya y apoya lo que es manifiesto. No debe confundirse con el brahmín, la clase sacerdotal educada del sistema de castas hindú. En el budismo se practica la meditación para llegar más allá de la ilusión del Maya, que abarca todo dolor, y convertirse en Brahman o ilustrado. Aquí aparece una concepción muy similar a la del cono de percepción. La figura 20-1 B muestra de nuevo el cono de percepción, interpretado esta vez desde los puntos de vista del Brahman y el Maya.

Manos que curan 20-01

Figura 20-1: Nuestro cono perceptivo

  1. Representación gráfica de nuestro cono perceptivo
  • Interpretación espiritual de nuestro cono perceptivo

El mundo manifiesto del Maya queda dentro de nuestro cono de percepción, mientras que el mundo no manifiesto del Brahman se queda fuera de él. El orden no desplegado explícito del físico David Bohm (véase el capítulo 4) queda dentro de nuestro cono de percepción, mientras que su orden plegado implícito queda fuera de dicho cono de percepción.

La figura 20-2A muestra el efecto que tiene la elevada percepción sensorial. A aquello que solemos llamar irreal e inexistente lo he denominado realidad espiritual. A medida que aumentamos nuestra gama de percepción a niveles de vibración más altos, más cobra realidad para nosotros el mundo espiritual (no físico). Cuanto más usamos nuestra EPS, más capaces somos de percibir (lo que hace que el mundo espiritual sea más accesible para nosotros), más capaces somos de salir de la ilusión y de entrar en el Brahman o iluminación. Desde este punto de vista, la línea de la curva acampanada se convierte en un velo entre los mundos espiritual y material. Heyoan dice que curar, en último término, es disolver el velo entre los mundos espiritual y material.

Otra cuestión muy importante es que, como quiera que nuestras autodefiniciones se basan en lo que definimos como real, al ampliarse nuestra realidad también lo hacemos nosotros. La figura 20-2B muestra, una vez más, la curva acampanada, pero ahora la expreso en términos, de autodefinición. La autodefinición que tenemos dentro de la curva es limitada: quiénes creemos que somos basándonos en una visión limitada de la realidad. Fuera de ella, nuestra autodefinición no tiene límites, en último término se refiere a Dios. La línea de la curva se convierte en el velo entre quienes pensamos que somos y quienes somos en realidad. Heyoan ha dicho repetidamente que estos dos velos (entre los mundos espiritual v material y entre quienes pensamos que somos y quienes somos en realidad) son los mismos. También es el mismo el velo que separa lo que denominamos vida y muerte. Cuando sabemos que somos espirituales, no dejamos de vivir en la muerte; más bien, abandonamos nuestro cuerpo físico, el vehículo que nosotros, en cuanto espíritus, hicimos para poder encarnar inicialmente. Al presenciar la muerte de una persona, he sido testigo (con mi EPS) de la salida de su espíritu del cuerpo del muerto para unirse a otros espíritus presentes en la habitación. Al morir, el velo se disuelve y volvemos a quienes somos en realidad.

El mundo manifiesto

Hace algún tiempo, durante una sesión de lectura, Heyoan me condujo a través de una experiencia que explicaba el concepto de manifestación. He aquí la transcripción de la grabación que hice.

Heyoan: «¿Y qué es entonces la manifestación? Se relaciona con la capacidad para detectar lo que ha sido manifestado. Esa capacidad se relaciona a su vez con el Uno y se refiere a la individualización de cada persona y al punto donde se encuentra su ventana sensora. Lo que se percibe dentro de la ventana sensora   es lo que has definido como mundo manifiesto. Por ejemplo, cuando empiezas a oír nuestra voz, puedes experimentar en mayor medida el mundo manifiesto.  Parece como si el mundo uf era menos sólido, o más

sutil, pero sigue siendo manifiesto. Su aspecto delicado tiene más que ver con tu capacidad para detectar frecuencias más altas que con el hecho de que dichas frecuencias más altas tengan una cualidad de delgadez. Esta limitación en tu forma de sentir, que hace que las realidades más elevadas parezcan más delgadas, también te produce la impresión de que las frecuencias más altas parezcan desvanecerse volviendo a lo no manifiesto. No es así, sin embargo».

Bárbara: «Entonces, lo que estoy viendo es esta gama completa de sensaciones dentro de lo que llamamos manifiesto. Es simplemente un conjunto de sensaciones, cuando lo denominas manifiesto. Y a medida que esta gama se eleva y ensancha, o (utilizando una analogía) cuanto más aumenta el ángulo de visión o se amplía más nuestra experiencia, entonces podemos sentir más lo que llamamos el mundo no manifiesto…

¡Oh! Funciona en ambos sentidos, de manera que el resultado es idéntico cuando se amplían las vibraciones más bajas».

Heyoan: «Por una u otra razón, la humanidad ha decidido considerar o describir las bajas vibraciones como negatividad, oscuridad, formas desagradables. Es una manera de hacerlo, aunque se basa simplemente en la naturaleza dualista del ser humano y de su mecanismo perceptor. Éste forma parte del sistema sensor, que considera negativas las vibraciones más bajas».

Bárbara: «¿Qué puede decirse de toda la larga escala de la evolución humana?».

Heyoan: «En términos de evolución, deberíamos hablar simplemente de la capacidad para ampliar la ven- tana sensora. Se podría decir que la realidad concreta queda comprendida dentro de la parte más amplia de la curva acampanada de tu percepción. La gente tiende a no creer en sus propias percepciones cuando se supera una desviación estándar, o la parte máxima de la curva acampanada. A medida que la humanidad progresa a lo largo de su camino de evolución, la curva acampanada de su percepción se va ensanchando más y más (véase la figura 20-1). La curva acampanada de la percepción debe ser considerada como una curva que muestra las limitaciones de la mente humana en este momento de su evolución. Deberíamos tratar de tener la gama completa de percepción de la mente humana funcionando en la cresta de la curva acampanada en todas las frecuencias de percepción, a fin de que la realidad expandida se haga tan concreta como, por ejemplo, esa grabadora magnetofónica que tienes en la mano. La curva acampanada de la percepción se ampliaría entonces hacia su cresta hasta hacerse plana. Cuando se alcanza el todo, lo manifiesto y lo no manifiesto se hacen uno.

Otro modo de decirlo es: a medida que amplías tu cono de percepción, nuestro mundo se te hace cada vez. más manifiesto y entonces te relacionas con él como parte del mundo manifiesto. Así, mientras sigues ampliando tu percepción a través de tu evolución personal, cada vez se te manifiesta en mayor medida el universo y te acercas a la unidad universal. En cierto sentido, regresas a casa.

Manos que curan 20-02

Figura 20-2: Definición de los límites de nuestro cono perceptivo

  1. Cono de percepción aumentado por la elevada percepción sensorial
  • Cono de percepción limitado por la definición de la realidad personal

Mediante la expansión de la realidad percibida, el ser humano podría elegir, y elige de hecho, cuál es la frecuencia que se percibe e incluso existe en el universo manifiesto. Es una herramienta para entender el orden implícito. Este proceso es, podríamos decir, el juego de la vida.  Cuando el orden implícito y el explícito se hacen uno, gracias a la ampliación de la percepción en el ser humano, se alcanza el estado de iluminación.

Empleemos, a título de ejemplo, la siguiente analogía: un dibujo con tiza blanca sobre una pizarra del mismo color podría ser como lo no manifiesto. Una pizarra negra con tiza blanca sería como lo no manifiesto fragmentándose por primera vez en dualismo. Una pizarra de color crema con tizas de colores podría ser como el universo multidimensional. Podrían considerarse como pasos en el proceso evolucionista de la percepción del ser humano, o sobre quién eres, o del Dios/Diosa que hay dentro del yo perceptor. Así, a medida que alcanzamos dimensiones más amplias de la realidad, los colores se hacen más definidos y dimensionales.

A eso se refiere esta digresión: a la enseñanza de una nueva percepción para el género humano, la elevada percepción sensorial. Tu visión interna te permite elegir hacia dónde mirar, a qué tamaño y a qué banda de frecuencia. ¿Quieres mirar a la manifestación física, o lo que tú llamas la realidad física? ¿O prefieres mirar al nivel etéreo bajo, o al emocional, o hasta el etéreo alto, o incluso a los niveles noveno u octavo del aura? ¿Dónde deseas situar tu percepción? También decides sobre la resolución. ¿Eliges mirar a un microorganismo, o prefieres un macro organismo? El Dios manifiesto decide manifestarse únicamente a través de la percepción, es decir, elige la parte de la cara oscura donde se manifestará por medio de percepciones. Hay seres entre vosotros que no pueden veros y a los que no podéis ver. Han decidido vivir en una ventana de percepción distinta. ¿Lo entiendes, querida?».

Bárbara: «No, me estoy cansando. Esta conversación resulta demasiado lineal».

Heyoan: «Ello es debido a que, una vez más, estamos oprimiendo la información dentro de tu estrecho margen de percepción. Deja que tu percepción se expanda mientras te conducimos a otro reino de luz. Conforme vayas entrando en esta habitación, verás la luminosidad, sentirás la alegría…».

Así me condujo a lo que parecían ser reinos cada vez más altos. Cada uno exhibía más magnificencia que el anterior. Cada uno era más difícil de percibir. Cada uno se hacía aparentemente más leve y menos formado. Mi guía Heyoan me conducía.

Al llegar a lo más alto que pude percibir, Heyoan dijo: «Y aquí estamos ante la puerta del Sagrado entre los Sagrados, donde todo ser humano suspira por entrar».

Pude ver mis vidas anteriores que flotaban por debajo de mí como el aroma del jazmín arrastrado por el viento en el aire nocturno. Conforme pasaba cada una, sentía el impulso de mirar atrás, a la realidad. Cada vez que lo hacía, tenía la sensación de caer. Intenté mantenerme con un sentido del ser, más allá de Bárbara, más allá del tiempo, más allá de las vidas… Intenté pasar por la puerta del Sagrado entre los Sagrados.

Heyoan: «No se trata de intentar llegar, sino de permitirse a uno mismo estar donde ya está. La cantidad de espacio es enorme. Es un estado que se ubica más allá del tiempo y del espacio. No hay necesidad de apresurarse. Eso es lo que el alma está pidiendo». Me encontré así atravesando una puerta entre las dos garras de la Gran Esfinge. Vi ante mí a Heyoan sentado en un trono.

Heyoan: «Por tanto, querida, cuando hablas de curación debes saber que ésta abre la puerta de la percepción y le permite a uno entrar en el Sagrado entre los Sagrados y ser uno con el Creador. No es nada más, ni nada menos, que eso. Se trata de un proceso que fluye paso a paso en esa dirección. La iluminación es la meta; la curación, un subproducto. Así, cada vez que un alma venga a ti para que la cures, debes saber en lo más profundo de ti que eso es lo que el alma desea.

Recuerda que cuando alguien llega a ti para que le ayudes en su curación, sus palabras llegan a través de la puerta de la percepción, que puede ser reducida o amplia. El dedo de un pie que duele, una enfermedad que pone en peligro la vida o la búsqueda de la Verdad, cualquier cosa que te pidan llega a través de la puerta de la percepción, pero lo que necesitan recibir es simplemente esto: la respuesta al anhelo del alma. El alma dice: «Ayúdame a encontrar mi camino de vuelta a casa. Ayúdame a encontrar el camino para llegar al Sagrado entre los Sagrados, a la paz de las edades, al viento que musita la verdad a través de los siglos»».

En este punto de la meditación me estremecí y lloré de alegría. Heyoan me había dicho frecuentemente que su nombre significaba «el viento que musita la verdad a través de los siglos».  Ahora lo había entendido. Por medio de la meditación, Heyoan me había hecho comprender que Heyoan y yo somos uno. Podía sentir la sensación, con cada célula de mi cuerpo, de que yo era esa verdad.

Heyoan prosiguió: «Aquí estoy sentado, por tanto, yo, Heyoan, corona de joyas, cada una de las cuales es una verdad, una verdad conocida.  Por tanto, aquí existo, siempre he existido y siempre existiré; más allá del tiempo y del espacio, más allá de la confusión; manifiesto y sin manifestar a un tiempo; conocido, pero no conocido. Y así también os sentáis aquí cada uno de vosotros. Basta con desear conocer esto desde el lugar en el que te encuentras, dentro de tu limitada capacidad de percepción».

Revisión del capítulo 20

  1. Explicar el concepto de la ventana de percepción.

Alimento para la mente

  • Considerando la descripción de la realidad ofrecida aquí por Heyoan, describa el lector la relación entre su muro interior de miedo (tal como se ha descrito en el capítulo 14, el muro situado entre quien piensa usted que es y quien es en realidad), el velo entre los mundos espiritual y material y el velo entre la vida y la muerte.
  • ¿Qué es la muerte?
  • A juzgar por la última afirmación de Heyoan, ¿cuál es la relación entre su guía y usted? ¿En qué se diferencia de su yo superior? ¿En su chispa divina?
aura-energia
Campo aural de una pareja