Neville G. la obra
Neville Goddard, un influyente místico y autor en temas de metafísica, exploró la idea de que «todo es un teatro» como parte de su interpretación única de la realidad y de cómo la mente humana crea el mundo a través de la imaginación. Goddard creía profundamente que la realidad externa es una proyección de nuestra conciencia y, por lo tanto, lo que vivimos día a día es en gran medida un reflejo de nuestros pensamientos, creencias e imágenes internas.
Aquí algunos aspectos clave de esta interpretación de «todo es un teatro» en su obra:
1. La Vida como una Obra Teatral
Goddard sostenía que la vida es comparable a una obra de teatro donde cada persona interpreta un papel específico. Desde su perspectiva, somos actores en un guion que nosotros mismos hemos escrito mediante nuestros pensamientos y creencias más profundos. Es decir, cada situación y persona en nuestra vida refleja una «escenificación» de nuestro estado mental y emocional.
Esta analogía sirve para recordarnos que, al igual que en el teatro, los papeles pueden cambiar, y nosotros tenemos el poder de reescribir la narrativa de nuestra vida a través de una nueva interpretación mental.
2. El Poder de la Imaginación y la «Actuación»
Para Goddard, la imaginación no es solo una herramienta creativa, sino una fuerza activa que moldea la realidad. Él decía que uno debía «actuar como si ya fuera» aquello que desea ser, convencido de que esta actitud, sostenida con firmeza, transformaría las circunstancias externas.
En este sentido, la «actuación» no es solo simbólica; representa un compromiso interno con una nueva realidad. Para Goddard, la imaginación es el «escenario» donde tomamos el papel que queremos ver manifestado en nuestra vida, lo que implica experimentar internamente los sentimientos, las imágenes y las sensaciones de ese deseo cumplido.
3. Despertar a la «Verdadera Identidad»
Goddard también plantea que las personas están dormidas a su verdadera identidad y no se dan cuenta de que son los «guionistas» y «directores» de su propia obra. En su obra, la idea de «todo es un teatro» también implica que estamos interpretando papeles sin reconocer que somos algo más allá del personaje: somos la conciencia misma que da vida al personaje.
Este «despertar» es una toma de consciencia de que uno es el creador de la obra teatral de su vida, y, por tanto, puede cambiarla de acuerdo a su voluntad. Según Goddard, ese despertar a la naturaleza divina y creadora dentro de uno mismo es la clave para transformar la vida.
4. La Ilusión de la Separación
Dentro de esta visión teatral de la realidad, Goddard sugiere que la idea de que estamos separados de otros es una ilusión. Todos estamos interconectados, y cada uno de nosotros interpreta papeles en la «obra» del otro. Este concepto fomenta una visión de unidad donde cada «actor» es una expresión de la misma conciencia universal, lo que refuerza la idea de que somos responsables no solo de nuestra experiencia, sino de cómo impactamos en la experiencia de los demás.
5. Aplicación Práctica: Revisar y Reescribir la «Obra»
Neville Goddard enseñaba una técnica de «revisión» en la que uno podía, cada noche, revisar los eventos del día y reinterpretarlos mentalmente. Este proceso de «reescribir» lo vivido sirve para eliminar reacciones negativas o interpretar experiencias de una manera más positiva, ayudando a moldear un futuro más acorde con nuestras metas y deseos.
En resumen, la noción de «todo es un teatro» en la obra de Neville Goddard nos invita a ver la vida como un proceso creativo y transformador, donde cada persona tiene el papel de actor y director. Nos muestra cómo, mediante la imaginación, la actuación interna y la toma de conciencia, podemos transformar nuestras vidas en la realidad que realmente deseamos experimentar.
LA OBRA
Como dijo Shakespeare, “El mundo entero es un escenario y todos los hombres y mujeres meras actores. Tienen sus salidas y sus entradas… y cada hombre durante su vida interpreta muchos papeles”. Este mundo, que parece tan real, es tanto un sueño como los sueños que nos encontramos mientras dormimos. Nuestro sueño despierto parece muy real porque tiene continuidad, mientras que nuestros sueños nocturnos parecen ser secuencias al azar teniendo lugar en entornos y situaciones desconocidos.
Dios es el soñador, trayendo toda esta gran obra de teatro a la existencia mientras la sueña, y Dios interpreta todos los papeles. Toda persona que aparece en tu mundo es Dios interpretando ese papel para ti, el autor. “Ningún hombre viene a Mí, excepto que el Padre que me envió lo trajere” [Juan 6:44]. Cada uno de nosotros está escribiendo su propio guión. Si no estás satisfecho con la obra es asunto tuyo reescribir el guión para que se ajuste a tu idea de lo que la obra debería ser. No puedes reclamar que los actores de tu obra cambien al personaje que están representando. Todos los cambios deben tener lugar en la mente del autor.
Si hay alguien en tu mundo que es fuente de molestia o irritación para ti, esa persona no tiene más remedio que interpretar el papel exigido en tu guión. No hay nada que puedas hacer en el exterior para producir cambios en otra persona. [Pero] puedes usar el arte de la revisión para cambiar una línea de diálogo, para sustituir a cierto personaje por otro, y para escribir finales felices para las subtramas de la obra.
Cuando empieces a ver este sueño despierto objetivamente, serás capaz de verificar que tú has sido al mismo tiempo el autor de los actos agradables y el autor de los actos infelices de tu obra. Puedes cambiar radicalmente la obra usando tu imaginación de manera creativa, asumiendo tu deseo cumplido. Puedes cambiar el guion sobre una base diaria revisando la escena que no fue de tu agrado. El personaje que te perturbó hoy no lo hará mañana si escribes el diálogo que deseas escuchar y alteras ese papel (ese rol) en tu imaginación.
Cuando te despiertes para saber que eres Dios, el Padre y el autor de esta magnífica gran obra de teatro, entenderás que “cada hombre durante su vida interpreta muchos papeles”.