Neville G. el deseo

Neville G. el deseo

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Para Neville Goddard, el deseo es una señal de lo que ya existe potencialmente para ti y de lo que puedes llegar a ser. Él consideraba el deseo como algo divino y, lejos de verlo como una carencia o necesidad, lo veía como la forma en la que el «Yo Soy» o la divinidad que reside en cada persona se expresa para alcanzar nuevas realidades.

Según Goddard, el deseo no es un accidente, sino una inspiración que debe ser seguido y realizado. Aquí algunos de los aspectos clave que Neville enseñaba sobre el deseo:

  1. El Deseo como Inspiración Divina: Para Neville, el deseo es una llamada del Ser interior, una señal de aquello que ya está disponible para ti en el plano de la conciencia. Cuando tienes un deseo genuino, es porque ya existe una realidad en la cual ese deseo está cumplido, y lo que debes hacer es alinearte con esa realidad.
  2. Aceptación del Deseo: Es fundamental aceptar tu deseo sin juicios ni dudas. A menudo, la gente rechaza sus deseos porque piensan que no los merecen o que es imposible alcanzarlos. Neville afirmaba que, para manifestar un deseo, primero tienes que aceptarlo plenamente como algo válido y posible para ti.
  3. Asumir el Estado del Deseo Cumplido: Una de las enseñanzas más conocidas de Neville es que debes «asumir el sentimiento del deseo cumplido». Esto significa que, para manifestar cualquier cosa, debes sentir como si ya lo hubieras logrado. Debes habitar mental y emocionalmente el estado en el que ya eres la persona que deseas ser o ya tienes aquello que deseas tener. Sentir esa realidad desde dentro es lo que te llevará a atraerla a tu experiencia externa.
  4. Sentimiento y Creencia: El deseo no solo debe ser imaginado, sino sentido. Para Neville, la emoción es crucial; debes involucrarte emocionalmente con el estado deseado para que se convierta en algo real para tu subconsciente. La creencia y la fe en que ese deseo ya se ha cumplido, aunque todavía no sea visible, es el mecanismo que convierte la imaginación en realidad.
  5. Confianza y No Resistencia: Parte del proceso de manifestar un deseo es no resistirse al «cómo» o al «cuándo». Neville enseñaba que nuestra tarea es imaginar, sentir y asumir el estado deseado, pero sin obsesionarnos con los detalles de cómo sucederá. La ley se encarga del «cómo» una vez que el estado se ha asumido con plena convicción.
  6. Persistencia: La persistencia es esencial. Aunque las circunstancias externas no cambien inmediatamente, Neville enfatizaba la importancia de seguir imaginando y sintiendo el deseo como si ya fuera real. La persistencia en el estado mental y emocional deseado es lo que eventualmente trae la manifestación al plano físico.

Para Goddard, el deseo es una puerta hacia un potencial que ya existe dentro de nosotros. No es algo que debamos temer o rechazar, sino una indicación de lo que estamos destinados a experimentar. Trabajar con el deseo desde la imaginación y la creencia plena es el camino para convertirlo en realidad.

EL DESEO

El deseo es un regalo de Dios. Al hombre no se le pide hacer nada más que aceptar el regalo simplemente dando gracias por la realidad invisible antes de observarla en su mundo exterior. A través del deseo, Dios nos invita a elevar nuestra conciencia a niveles cada vez más altos de conciencia. Durante nuestro viaje a través de este sueño de la vida, es necesario experimentar todos los estados posibles para que así podamos regresar como Dios, el Padre, pero mejorado por haber experimentado tanto lo bueno como lo malo. El deseo de hacer más, ser más y tener más de lo que actualmente estás expresando es el impulso para la expansión.

Puedes preguntar si un deseo de matar o herir a alguien puede ser inspirado por Dios.

La respuesta es que ningún hombre desea en realidad matar o hacerle daño a otro. Él puede desear ser libre de ese aparente otro y, a través de su limitada comprensión, siente que la única manera en que puede lograr esa libertad es destruyendo al otro. El hombre no se da cuenta de que el deseo de libertad contiene en sí mismo el poder y los medios para realizarse. Debido a su falta de fe, el hombre distorsiona estos regalos de Dios. No se da cuenta de que Dios, la sabiduría y el poder en su interior, tiene caminos que él, como hombre, no conoce y esos caminos son inescrutables.

Aprende a ser agradecido por los deseos que te han sido dados. Ellos ya existen y están listos para encarnarse en tu mundo. No se te pide hacer nada para ayudar a que se realicen excepto liberar tu mente de cualquier duda en cuanto a la forma en que se producirán y aceptarlos completamente como si fueran un regalo de un ser querido.