El cuerpo percibe antes
El cuerpo percibe antes que la mente.
El cuerpo percibe y responde antes de que la mente sea consciente de lo que está experimentando. En situaciones traumáticas o estresantes, se produce una desconexión entre mente y cuerpo: el cuerpo recuerda ciertos aspectos que la mente puede no registrar, especialmente si son experiencias negativas. Esto se manifiesta en el cuerpo, y una observación consciente de las sensaciones corporales puede ayudar a reintegrar mente y cuerpo, promoviendo una mejor salud mental.
La meditación fortalece la capacidad de atención y permite una mejor gestión del estrés, mientras que el baile promueve la plasticidad neuronal y fomenta la conexión social, favoreciendo un bienestar emocional. La importancia de la microbiota, el sistema nervioso entérico y la relación del intestino con el cerebro también se destacan, mostrando cómo la dieta y las prácticas de autocuidado físico impactan directamente en la salud mental.
El cuerpo y la mente responden de manera muy distinta ante situaciones de estrés o trauma, y en muchos casos, el cuerpo “recuerda” y reacciona antes de que la mente sea plenamente consciente de lo que sucede. Esto se debe a la manera en que los sistemas neuronales y fisiológicos procesan las experiencias intensas. En una situación traumática, la respuesta rápida del cuerpo permite que la persona actúe sin detenerse a procesar detalles conscientes, lo cual es adaptativo para la supervivencia en momentos de peligro inmediato.
Cómo el cuerpo responde antes que la mente
Cuando se experimenta una situación de alto estrés o trauma, el sistema nervioso autónomo (particularmente la respuesta de “lucha o huida”) activa una serie de respuestas automáticas y físicas: aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, tensión muscular, entre otras. Esta reacción es controlada por regiones cerebrales como la amígdala y el tronco encefálico, que procesan rápidamente las señales de peligro y activan al cuerpo antes de que la corteza prefrontal, encargada del procesamiento consciente, tenga tiempo de interpretar lo que está sucediendo.
Desconexión entre cuerpo y mente en traumas
En casos de trauma, la desconexión entre el cuerpo y la mente se vuelve más pronunciada. La memoria emocional queda registrada en áreas profundas del cerebro, especialmente en la amígdala, mientras que los detalles conscientes del evento pueden no ser completamente almacenados en la memoria. Esta respuesta puede hacer que, a largo plazo, el cuerpo reaccione al encontrar ciertos estímulos que evocan inconscientemente el trauma original, incluso cuando la mente consciente no reconozca el peligro. Así, olores, sonidos, o imágenes similares al evento traumático pueden desencadenar respuestas fisiológicas intensas, como ansiedad o pánico, a pesar de que la persona no sea plenamente consciente del origen de su reacción.
El cuerpo como «memoria» de la experiencia
El cuerpo puede recordar ciertos aspectos de un trauma incluso cuando la mente no lo hace. Esto es conocido como memoria corporal y se manifiesta en forma de tensión muscular crónica, cambios en la postura, o incluso respuestas automáticas como el deseo de evitar ciertos lugares o personas. La memoria corporal puede sentirse como una intuición o una sensación “irracional” de incomodidad ante ciertos estímulos que en realidad evocan recuerdos profundos en el sistema nervioso.
Esta conexión entre cuerpo y mente demuestra la complejidad de la respuesta humana ante el trauma y el estrés. Reconocer estos patrones y trabajar en ellos a través de prácticas que reconecten la mente con el cuerpo, como el mindfulness, la terapia corporal, o el trabajo con emociones y memoria, puede ayudar a mitigar los efectos de esta desconexión.